miércoles, 24 de mayo de 2017

Desconecta con Canalsu, Andalucia imparable. Sonrisa naranja imprescindible siempre gracias.

Desconecta


Tres sombras de Susana



Continúan los sesudos análisis sobre la derrota de Susana Díaz frente a Pedro Sánchez. Soberbia, menosprecio, victimismo, chulería… Se impone una pausa para una reflexión seria y alejada de tantas tonterías.

Por increíble que parezca, habiéndose criado en la política andaluza, la auténtica razón de la derrota de Díaz ha sido la honesta vehemencia de Sánchez en defender una de las esencias del PSOE: odiar al PP, pero odiarlo de verdad.
El disgusto por el descuido de aficionado debe ser enorme para alguien que tiene de Presidente del Parlamento andaluz a un tipo que se lamenta porque la derecha sólo quiere ver a los socialistas en las “cunetas”.
No hablamos por hablar, el argumento, aunque discutible, tiene su explicación ateniéndonos a la historia reciente del partido según sus mascotas.

SISINO
Protagonista intermitente de las campañas electorales del PSOE. Fue criado por Felipe González, aunque su nombre se lo debe a Alfonso Guerra. La imagen del perro asesino se fundía con la de Aznar entre rótulos, voces de ira y rencor que le acusaban de ser la extrema derecha. El PSOE ganó varias elecciones; en Andalucía encadenó victorias hasta el día de hoy.

TALANTINO
Tras ganar aquellas elecciones, Zapatero consiguió mayoría absoluta en las siguientes recuperando la imagen del chucho, aunque adaptada a su talante. En una conferencia política del PSOE acusó de fascistas a un partido votado por 10 millones de ciudadanos. En el fondo era la misma mierda.

EXITOSO
Discursos, cuantos hagan falta y tan diferentes como los lugares donde haya que pronunciarlos. Un Pedro Sánchez eufórico consiguió, en un solo año, dos resultados consecutivos para el PSOE nunca vistos. El partido se lo agradeció con las mismas malas formas que él tuvo con Tomás Gómez. Pero, como esos perros tobilleros que no te sueltan ni con agua caliente, Pedro volvió aferrado al argumento que, por encima de cualquier ineptitud, nunca falló, odiar a la derecha.


No hay que perder la cabeza





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