Lo que han expresado los Andaluces en las Urnas, hay una autentica mayoría 77, 57 % del censo que no está en manos del PSOE = la obligación de nuestros representantes, PP, Podemos, Ciudadanos e IU, forjar un pacto de mínimos deontológico que conlleva, que la investidura tiene que subordinarse a principios éticos, lo primero no son los intereses partidistas sino lo de la sociedad civil; lo que importa es Andalucía y los andaluces ......
Los ciudadanos quieren una nueva forma de hacer política, basada en el interés general de todos ¿¿¿Es que los políticos elegidos no defienden los intereses de los ciudadanos a los que les piden el voto...??? = por sus hechos y acciones los conocerás.....¿¿¿Mienten....????
Se impone absolutamente
un pacto de investidura cuatripartito que trace una línea clara entre lo
sustancial y lo accidental. Impulsar semejante pacto sería el primer
cometido de las fuerzas políticas emergentes. Lograrlo se convertiría en el
primer éxito de la nueva política. No
sería, por supuesto, un pacto de máximos ideológicos, sino de mínimos
deontológicos. Lo imagino, por
supuesto, incluyendo medidas mucho más ambiciosas que la dimisión de este o
aquel imputado. En primer lugar, es preciso acabar con la opacidad
administrativa y contable de las empresas públicas, según el principio de que
todo lo público es público. Se habla
mucho por ejemplo, de las mangancias cometidas por presuntos y poco del modo
arbitrario y clientelar en que se producen muchos contratos laborales en el
seno de estas empresas, estupendamente ejemplificado en la célebre grabación de
Irene Sabalete.
En segundo lugar, es preciso despolitizar tanto el
Tribunal de Cuentas como la función auditora de las administraciones públicas
en Andalucía, incluidas las locales. La última palabra en
la firma de un documento que implique un gasto debe tenerla un funcionario de
Hacienda, no un pretoriano.
En tercer lugar, se debe acabar, a la hora de
confeccionar los presupuestos generales de la comunidad, con el sistema de
partidas generales transferidas a las agencias paralelas. Este sistema es
opaco y claramente sospechoso. Los
presupuestos han de ser detallistas hasta lo infinitesimal. Es la manera de
saber en qué se gasta (y en qué no se gasta) el dinero de los contribuyentes.
Last but not least,
sería preciso modificar el funcionamiento mismo del parlamento. Hasta ahora,
ha sido una impúdica prolongación del Gobierno autonómico. Está en manos de la
mayoría que ha ganado aunque no haya ganado que el gobierno se convierta en una
prolongación del Parlamento.
Elecciones Andalucía los números hablan.
Ver enlace:
Máxima difusión. Firma y comparte, que se oiga tu voz. Más del 64% de los que hemos votado en las elecciones andaluzas estamos en contra de que el régimen continúe 4 años mas.
Elecciones andalucía, los números hablan.
La línea
SE NOTA que los nuevos diputados autonómicos son bastante
bisoños en materia parlamentaria. Han aireado públicamente, por ejemplo, sus
condiciones para abstenerse en la votación de investidura. A Ciudadanos le
basta el cese de Griñán o Chaves y a Podemos una batería de medidas de auxilio
social, amén de la exclusión de los presuntos de todo cargo público. Es un
error estratégico que deberían corregir de inmediato. Parece que se hubieran
creído las peroratas susanescas sobre la «estabilidad» y la «gobernabilidad» en
Andalucía, dos términos que Díaz utiliza en su propio beneficio político. De
hecho, lo más sensato habría
sido ignorar por completo a la presidenta y dirigir sus esfuerzos hacia la
auténtica mayoría parlamentaria, que no es la del PSOE. Se trataría de forzar una investidura donde las diferencias
ideológicas se subordinaran a principios éticos, es decir, a la erradicación de
la podredumbre política. Uno de los rasgos de la
nueva política consiste en un cambio radical en el orden de prioridades. Lo
primero no son los intereses partidistas, el toma y daca táctico y repulsivo, sino los de la sociedad civil,
sometida últimamente a todo tipo de sevicias por parte de la clase política. Lo
primero, por tanto, es limpiar la política antes de hacer política.
Se impone absolutamente
un pacto de investidura cuatripartito que trace una línea clara entre lo
sustancial y lo accidental. Impulsar semejante pacto sería el primer
cometido de las fuerzas políticas emergentes. Lograrlo se convertiría en el
primer éxito de la nueva política. No
sería, por supuesto, un pacto de máximos ideológicos, sino de mínimos
deontológicos. Lo imagino, por
supuesto, incluyendo medidas mucho más ambiciosas que la dimisión de este o
aquel imputado. En primer lugar, es preciso acabar con la opacidad
administrativa y contable de las empresas públicas, según el principio de que
todo lo público es público. Se habla
mucho por ejemplo, de las mangancias cometidas por presuntos y poco del modo
arbitrario y clientelar en que se producen muchos contratos laborales en el
seno de estas empresas, estupendamente ejemplificado en la célebre grabación de
Irene Sabalete.
En segundo lugar, es preciso despolitizar tanto el
Tribunal de Cuentas como la función auditora de las administraciones públicas
en Andalucía, incluidas las locales. La última palabra en
la firma de un documento que implique un gasto debe tenerla un funcionario de
Hacienda, no un pretoriano.
En tercer lugar, se debe acabar, a la hora de
confeccionar los presupuestos generales de la comunidad, con el sistema de
partidas generales transferidas a las agencias paralelas. Este sistema es
opaco y claramente sospechoso. Los
presupuestos han de ser detallistas hasta lo infinitesimal. Es la manera de
saber en qué se gasta (y en qué no se gasta) el dinero de los contribuyentes.
Last but not least,
sería preciso modificar el funcionamiento mismo del parlamento. Hasta ahora,
ha sido una impúdica prolongación del Gobierno autonómico. Está en manos de la
mayoría que ha ganado aunque no haya ganado que el gobierno se convierta en una
prolongación del Parlamento.
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